Madrigueras de cangrejos fosilizadas
No solamente fosilizan los restos corporales de los organismos, sino también los rastros de su actividad. Así, encontramos madrigueras, pistas de desplazamiento, huellas, rastros de excavación, etc., de características diversas según quién las haga y el medio en el que esté. Es el variado mundo de los “icnofósiles”.
Las fotos se refieren a un ejemplo de icnofósil. Se trata de rastros en forma de tubos horizontales, rectos o algo sinuosos, con ramificaciones en forma aproximada de Y (fotos primera y segunda), y algunos conductos en vertical (última foto). La erosión del río ha eliminado selectivamente el material en torno a los rastros: así estos quedan resaltados (foto tercera), y a veces hasta suspendidos, de manera que puede meterse la mano por debajo. La misma erosión diferencial permite observar su continuidad durante considerable longitud, y distinguir túneles a distintos niveles (fotos segunda y tercera). Allá donde han sido rotos, se puede ver su sección (foto cuarta). La verdad es que el afloramiento donde están es amplio y estupendo.
La roca de la que forma parte este rastro fósil, y el propio rastro, están formados por partículas del tamaño de la arena, consolidadas. El animal responsable de este tipo concreto de rastros (icnogénero “Thalassinoides”) suele ser una langosta o cangrejo. Dados ese material y esa fauna, no es difícil imaginar el medio de origen: un fondo marino arenoso.
Solo que ese fondo se encuentra hoy entre Gerena y Aznalcóllar, es decir bastante retiradito de la línea de costa. Las capas de roca se conservan horizontales, así que hay que descartar deformación de las mismas. Por tanto lo que se deduce es lo siguiente: la línea de costa estuvo un día por encima de este punto (por hundimiento del terreno), y luego se retiró (por elevación del terreno) hasta quedar más o menos donde está hoy. Para ser más exactos, estos materiales pertenecen a la unidad sedimentaria que la línea de costa fue dejando a sus espaldas mientras subía hacia el norte durante la era Terciaria, periodo Neógeno, época Mioceno, edad Tortoniense.
Las fotos se refieren a un ejemplo de icnofósil. Se trata de rastros en forma de tubos horizontales, rectos o algo sinuosos, con ramificaciones en forma aproximada de Y (fotos primera y segunda), y algunos conductos en vertical (última foto). La erosión del río ha eliminado selectivamente el material en torno a los rastros: así estos quedan resaltados (foto tercera), y a veces hasta suspendidos, de manera que puede meterse la mano por debajo. La misma erosión diferencial permite observar su continuidad durante considerable longitud, y distinguir túneles a distintos niveles (fotos segunda y tercera). Allá donde han sido rotos, se puede ver su sección (foto cuarta). La verdad es que el afloramiento donde están es amplio y estupendo.
La roca de la que forma parte este rastro fósil, y el propio rastro, están formados por partículas del tamaño de la arena, consolidadas. El animal responsable de este tipo concreto de rastros (icnogénero “Thalassinoides”) suele ser una langosta o cangrejo. Dados ese material y esa fauna, no es difícil imaginar el medio de origen: un fondo marino arenoso.
Solo que ese fondo se encuentra hoy entre Gerena y Aznalcóllar, es decir bastante retiradito de la línea de costa. Las capas de roca se conservan horizontales, así que hay que descartar deformación de las mismas. Por tanto lo que se deduce es lo siguiente: la línea de costa estuvo un día por encima de este punto (por hundimiento del terreno), y luego se retiró (por elevación del terreno) hasta quedar más o menos donde está hoy. Para ser más exactos, estos materiales pertenecen a la unidad sedimentaria que la línea de costa fue dejando a sus espaldas mientras subía hacia el norte durante la era Terciaria, periodo Neógeno, época Mioceno, edad Tortoniense.