Parhelio y nubes de hielo sobre Castilleja de la Cuesta

Fotos de Ana León, profesora de educación secundaria. A ambos lados del Sol hay dos manchas luminosas verticales, coloreadas, algo arqueadas. Parecerían trozos de arco iris, pero no pueden serlo, por varios motivos: 1.- En el arco iris, el rojo cae hacia fuera del arco y el azul hacia dentro, y aquí es al revés. 2.- En el arco iris, el centro del arco (el punto donde tendríamos que pinchar un hipotético compás gigante para trazarlo) es el punto del cielo diametralmente opuesto al Sol. En la foto, es el propio Sol. 3.- El arco iris requiere la presencia de lluvia líquida, y aquí no hay ni rastro de ella. Ni siquiera hay nubes que puedan producirla. Así que de ninguna manera es un arco iris. Se trata, muy al contrario, de sendos “parhelios”. Los parhelios se forman, a veces, cuando los rayos del Sol atraviesan una nube de hielo, y se tuercen. Esto naturalmente ocurre por toda la nube, pero el observador solo ve los rayos que son desviados justo hacia él. Como los rayos rojos se tuercen un poquito menos que el resto, solo vemos los que provienen de la parte del parhelio más cercana al Sol. Con los azules pasa lo contrario. El motivo de que se tuerzan los rayos, es que esas nubes que se ven están formadas por pequeñísimas laminillas flotantes de hielo, y la luz se desvía al pasar por ellas como por un prisma. Si aparecen únicamente en la horizontal del Sol, es porque las laminillas están todas flotando en disposición horizontal, y desvían la luz también en dirección horizontal. Las nubes formadas solo por cristales de hielo componen la familia de las nubes altas (a muchos grados bajo cero) y, dentro de ellas, las que presentan una forma como en hebras o cabellos se llaman “cirros”. Es el caso que nos ocupa. Como la temperatura disminuye mucho con la altura, estas nubes de hielo pueden observarse aunque a ras de suelo haga un calor achicharrante, tal y como atestigua esta preciosa foto hecha también por Ana León en el Sáhara marroquí: