Cenizas volcánicas con restos de plantas en San Nicolás del Puerto


Estos son algunos restos vegetales de los que se conservan entre capas de cenizas volcánicas, junto a San Nicolás del Puerto. Quiero dejar claro que yo no toqué ni rompí nada, sino que los afloramientos están así, hechos polvo, por la naturaleza del material y por encontrarse justo en los bordes de un camino ampliado en anchura a costa de la roca. Entre los restos de las dos fotos anteriores solo soy capaz de distinguir posibles “Calamites”, parientes grandes de las actuales “colas de caballo” o equisetos. En la siguiente foto, más restos vegetales:


Las líneas paralelas que se ven a derecha y, también, a izquierda, con direcciones divergentes entre ambos lados, recordarían a frondes de helechos, pero es más bien lo que mi mente imagina a sabiendas de que este material se depositó durante el final del periodo Carbonífero de la era Paleozoica. En ese periodo aún abundaban helechos y Calamites, abundancia que empezó a decaer a mediados del Pérmico. 

Las capas de cenizas volcánicas se disponen más o menos horizontalmente en la zona, lo que significa que han sido conservadas sin grandes deformaciones posteriores. Lo que sí han aparecido en las capas son fisuras planas con apertura insignificante (“diaclasas”), en dos juegos que se intersectan entre sí, y dan un patrón de adoquinado:


... o, si son más abundantes, casi de “teselas” de mosaico:


Este tipo de fisuras son frecuentísimas en las rocas, y bastan, por ejemplo, leves plegamientos a escala de kilómetros para que aparezcan ellas a escala de afloramiento.

Aparte de capas de cenizas volcánicas finas como las anteriores, que parecen casi pizarras, hay capas de cenizas más gruesas, que recuerdan más bien a areniscas, y que conservan peor los restos vegetales: 


En resumen, habría que imaginar una depresión entre montañas donde crecería una vegetación de Calamites y otras plantas del Carbonífero, algunos de cuyos restos quedarían eventualmente sepultados bajo capas de cenizas volcánicas, emitidas al aire mediante explosiones ocurridas en volcanes situados a cierta distancia. Tales depósitos apenas han sido deformados desde entonces, más allá de la aparición de juegos de diaclasas que dan un curioso aspecto adoquinado a algunas capas, y en la actualidad todo el conjunto de capas está siendo erosionado, tras la elevación del sector de Sierra Morena.