El arenero de El Cuervo (VI): resumen de la historia geológica
Recapitulemos lo visto en las entradas anteriores sobre el arenero de El Cuervo. En sus taludes se observan arenas y, por encima, un conjunto de capas alternantes de caliza, tierra del vino, sílex y materiales de rasgos intermedios. Las arenas son comparables con las arenas de playa y contienen a veces conchas marinas fosilizadas; se depositaron en un fondo marino somero, próximo a la costa, que ocupaba esta zona durante el Plioceno Inferior. La acumulación de arenas alcanzó aquí los 20 metros de espesor.
Después, durante el Plioceno Superior, el terreno emergía ya un poco sobre el nivel del mar, de modo que la zona ya no estaba inundada por agua marina, sino que en su lugar había humedales someros y salobres, instalados al principio directamente sobre las arenas, y parcialmente conectados con la costa o bien aislados. En el fondo de los humedales se fueron depositando arcillas, caparazoncitos microscópicos de diatomeas, conchas de caracoles… que dieron lugar al conjunto de capas de caliza, sílex, tierra del vino y materiales intermedios que se observan sobre las arenas en los taludes del arenero. Tal conjunto de capas, se llama “serie de Los Tollos”.
Mientras ocurría el depósito en el fondo de los humedales, un progresivo hundimiento del terreno en la zona de la actual laguna de Los Tollos hizo que se pudieran acumular más materiales ahí. Por eso la serie de Los Tollos alcanza en ese punto más de cincuenta metros de profundidad. De ellos, las capas inferiores son como las del arenero, pero el resto contienen menos calizas y sílex y más arcillas.
Semejante situación quizá se prolongó después, durante el Cuaternario y hasta hoy: la laguna del Tollón sería así un resto de aquellos humedales, en cuyo fondo siguen acumulándose algunos materiales: sales depositadas cuando el agua se evapora, caparazoncitos de microorganismos acuáticos, sedimentos aportados por los barrancos que bajan de La Herradura, etc.
Al mismo tiempo, fuera de la zona que vierte hacia la laguna del Tollón (y en sus bordes), la erosión ha retirado y está retirando una parte importante de todo el recubrimiento original de materiales del Plioceno. Por eso, se ven arenas en zonas donde probablemente hubo un recubrimiento de capas de la serie de Los Tollos, e incluso aflora extensamente lo que había bajo las arenas: la “greda” (una franja estrecha al sur de Peñas de El Cuervo), las “albarizas” y materiales similares (zona de la viña Santa Lucía), las arcillas rojas con sales (un par de kilómetros al norte de la laguna), etc. Y por eso, también, existen casos como el cerro de San Benito de Lebrija, donde la secuencia de materiales del Plioceno se eleva sobre el terreno circundante. Lo de la Sierra de Gibalbín y alrededores, ya es otra historia.
Después, durante el Plioceno Superior, el terreno emergía ya un poco sobre el nivel del mar, de modo que la zona ya no estaba inundada por agua marina, sino que en su lugar había humedales someros y salobres, instalados al principio directamente sobre las arenas, y parcialmente conectados con la costa o bien aislados. En el fondo de los humedales se fueron depositando arcillas, caparazoncitos microscópicos de diatomeas, conchas de caracoles… que dieron lugar al conjunto de capas de caliza, sílex, tierra del vino y materiales intermedios que se observan sobre las arenas en los taludes del arenero. Tal conjunto de capas, se llama “serie de Los Tollos”.
Mientras ocurría el depósito en el fondo de los humedales, un progresivo hundimiento del terreno en la zona de la actual laguna de Los Tollos hizo que se pudieran acumular más materiales ahí. Por eso la serie de Los Tollos alcanza en ese punto más de cincuenta metros de profundidad. De ellos, las capas inferiores son como las del arenero, pero el resto contienen menos calizas y sílex y más arcillas.
Semejante situación quizá se prolongó después, durante el Cuaternario y hasta hoy: la laguna del Tollón sería así un resto de aquellos humedales, en cuyo fondo siguen acumulándose algunos materiales: sales depositadas cuando el agua se evapora, caparazoncitos de microorganismos acuáticos, sedimentos aportados por los barrancos que bajan de La Herradura, etc.
Al mismo tiempo, fuera de la zona que vierte hacia la laguna del Tollón (y en sus bordes), la erosión ha retirado y está retirando una parte importante de todo el recubrimiento original de materiales del Plioceno. Por eso, se ven arenas en zonas donde probablemente hubo un recubrimiento de capas de la serie de Los Tollos, e incluso aflora extensamente lo que había bajo las arenas: la “greda” (una franja estrecha al sur de Peñas de El Cuervo), las “albarizas” y materiales similares (zona de la viña Santa Lucía), las arcillas rojas con sales (un par de kilómetros al norte de la laguna), etc. Y por eso, también, existen casos como el cerro de San Benito de Lebrija, donde la secuencia de materiales del Plioceno se eleva sobre el terreno circundante. Lo de la Sierra de Gibalbín y alrededores, ya es otra historia.