El arenero de El Cuervo (I): introducción y arenas marinas
Después de casi dos años y medio trabajando en el proyecto de restauración de la laguna del Tollón (o “Los Tollos”), en El Cuervo, ya era hora de que pusiera algo relacionado con esa zona. Y me voy a explayar. Eso sí, por exigencias del guión apenas voy a hablar sobre aguas, ni sobre la laguna del Tollón en sí, ni sobre las operaciones de restauración. Me voy a centrar en las piedras del “arenero”, una larga cantera de arenas que discurre en paralelo a la carretera de Arcos, al sur de la laguna del Tollón. Y aclaro que no lo hago, en absoluto, como parte del trabajo.
Veamos los taludes del mencionado arenero:
Se distingue una mitad inferior más o menos anaranjada, y una mitad superior hecha de capas horizontales blancuzcas. Pues bien: lo de la mitad inferior son arenas, y en la superior alternan capas de tres materiales distintos: “tierra del vino”, “piedra laja” y “piedra caliza” (así como transiciones y términos medios entre ellos). Así pues, tenemos cuatro materiales principales. Cada uno de los cuatro tiene su interés, y todos han sido explotados por el hombre en algún momento. Vayamos por partes.
Empecemos por lo inferior: las arenas. Es lo que se ha explotado durante el “boom” del ladrillo en estas canteras. Al pie de los taludes explotados, las acumulaciones de arenas llaman la atención, porque parecen enteramente arenas de playa. Y es que lo son: son arenas depositadas en un fondo marino somero, cercano a tierra firme, durante el Plioceno Inferior. De hecho, en otros puntos del entorno (no en el arenero) se observan conchas marinas fosilizadas dentro de las arenas.
Lo que sí se aprecia en el arenero, es una disposición de la arena en láminas finas no perfectamente horizontales…
… y algunas pasaditas de gravas rodadas que se relacionan con su carácter costero (aportes de ríos):
De modo que así era el medio que existía en la zona durante el Plioceno Inferior: un fondo marino arenoso somero próximo a la costa. Se depositó un espesor de 20 metros de arenas.
Después, el terreno empezó a sobresalir del mar un poco, aunque se mantuvo bajo. Y, directamente sobre las arenas, se depositó un material negruzco, que formó una capa negra. Dicha capa es gruesa en el extremo oriental del arenero…
… y muy fina en el occidental:
… y en sus partes inferiores se aprecia que la sustancia negra está mezclada con las propias arenas (puntos blancos en la foto):
La capa negra se interpretó en su momento como un antiguo suelo vegetal normal (“tierra vegetal”, digamos) que se habría establecido sobre las arenas al quedar estas emergidas. El color negro parecía indicar abundancia de materia orgánica, algo propio de la tierra vegetal. Pero no es tan simple. Si se ensaliva uno el dedo y lo coloca sobre un trocito, ocurre lo siguiente…
… es decir, que se pega al dedo. Y eso revela la presencia de unas arcillas especiales, que abundan en las capas que le siguen hacia arriba. O sea, que probablemente la capa negra se corresponda más bien con el primer depósito de los que dieron lugar a la serie de capas que se ve por encima de las arenas, en los taludes del arenero. Como dijimos al principio, los tres materiales principales de dicha serie de capas son: la “tierra del vino”, la “piedra laja” o sílex, y la “piedra caliza”. Los abordaremos en las entradas siguientes de este blog.
Veamos los taludes del mencionado arenero:
Se distingue una mitad inferior más o menos anaranjada, y una mitad superior hecha de capas horizontales blancuzcas. Pues bien: lo de la mitad inferior son arenas, y en la superior alternan capas de tres materiales distintos: “tierra del vino”, “piedra laja” y “piedra caliza” (así como transiciones y términos medios entre ellos). Así pues, tenemos cuatro materiales principales. Cada uno de los cuatro tiene su interés, y todos han sido explotados por el hombre en algún momento. Vayamos por partes.
Empecemos por lo inferior: las arenas. Es lo que se ha explotado durante el “boom” del ladrillo en estas canteras. Al pie de los taludes explotados, las acumulaciones de arenas llaman la atención, porque parecen enteramente arenas de playa. Y es que lo son: son arenas depositadas en un fondo marino somero, cercano a tierra firme, durante el Plioceno Inferior. De hecho, en otros puntos del entorno (no en el arenero) se observan conchas marinas fosilizadas dentro de las arenas.
Lo que sí se aprecia en el arenero, es una disposición de la arena en láminas finas no perfectamente horizontales…
… y algunas pasaditas de gravas rodadas que se relacionan con su carácter costero (aportes de ríos):
De modo que así era el medio que existía en la zona durante el Plioceno Inferior: un fondo marino arenoso somero próximo a la costa. Se depositó un espesor de 20 metros de arenas.
Después, el terreno empezó a sobresalir del mar un poco, aunque se mantuvo bajo. Y, directamente sobre las arenas, se depositó un material negruzco, que formó una capa negra. Dicha capa es gruesa en el extremo oriental del arenero…
… y muy fina en el occidental:
… y en sus partes inferiores se aprecia que la sustancia negra está mezclada con las propias arenas (puntos blancos en la foto):
La capa negra se interpretó en su momento como un antiguo suelo vegetal normal (“tierra vegetal”, digamos) que se habría establecido sobre las arenas al quedar estas emergidas. El color negro parecía indicar abundancia de materia orgánica, algo propio de la tierra vegetal. Pero no es tan simple. Si se ensaliva uno el dedo y lo coloca sobre un trocito, ocurre lo siguiente…
… es decir, que se pega al dedo. Y eso revela la presencia de unas arcillas especiales, que abundan en las capas que le siguen hacia arriba. O sea, que probablemente la capa negra se corresponda más bien con el primer depósito de los que dieron lugar a la serie de capas que se ve por encima de las arenas, en los taludes del arenero. Como dijimos al principio, los tres materiales principales de dicha serie de capas son: la “tierra del vino”, la “piedra laja” o sílex, y la “piedra caliza”. Los abordaremos en las entradas siguientes de este blog.