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Mostrando entradas de abril, 2016

Falsos iris desde Castilleja de la Cuesta

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(Fotografías de Ana León, 2010.) Esas nubes en forma de hilos o marañas, blancas, tenues, son nubes altas hechas de cristalitos de hielo que el viento desplaza. (Las de la parte baja de la foto son grises, pero eso es un efecto del atardecer.) A izquierda y derecha del sol, en concreto a unos 22 grados a la izquierda y a la derecha, se observan dos trozos de arcos iris... que no lo son. Y es que los iris se dibujan sobre lluvia líquida, y aquí no la hay; rodean al punto del cielo opuesto al sol, y aquí rodean al sol. Definitivamente, no pueden ser iris. Son “parhelios”. A muchos os sonará el típico experimento en que un haz de luz blanca atraviesa un prisma de vidrio y sale por el otro lado (1) desviada y (2) descompuesta en colores (porque los distintos colores se desvían en ángulos ligeramente distintos). Pues los cristalitos de hielo de esas nubes funcionan como esos prismas. De hecho, son prismas, prismas hexagonales muy bajitos, como plaquitas dispuestas en ho

Nubes con "gorro" sobre Las Cabezas

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Sobre Las Cabezas de San Juan, queremos decir. La nube principal es el “algodón” del centro de la foto; el gorro es esa otra nube fina, horizontal, grisácea, que le ha salido justo encima. Si nos fijamos bien en la foto, hay otro “gorro” secundario muy tenue formándose por encima del primero. Vale, no se parecen mucho a gorros, pero eso es porque la nube principal aún no ha crecido lo suficiente hacia arriba. Cuando lo hace, como ha pasado ya en esta otra nube cercana... ... sí se parecen bastante más a gorritos, de esos que se ponen los cardenales católicos, llamados píleos. De hecho, el nombre científico de semejante nubecilla acompañante es pileus . Un pileus no es más que una parte de una capa de aire, que se hace visible cuando una nube que crece por debajo empuja a la capa hacia arriba. Ese ascenso basta para que el aire de la capa se enfríe y su agua gaseosa condense en gotitas. Así se forme la nubecilla y la capa se vuelve visible. Otras capas aledañas

Nubes con "tetas" sobre Sevilla

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Lunes de Semana Santa. En la calle, un grupo de seguidores de las procesiones le protestan al cielo. Yo, subo a mi azotea a contemplarlo. De una nube penden unas bolsas , algunas muy definidas, como ubres, que crecen hacia abajo: El aire se está hundiendo, literalmente. En concreto, se está hundiendo el aire de lo alto de la nube. La nube por arriba es más bien blanca, como se vislumbra entre las bolsas; eso significa que hay bastantes cristalitos de hielo. Como los cristalitos de hielo apenas absorben la radiación solar, sino que la reflejan, el aire por allí se va enfriando. Y al enfriarse, pesa más. Se ha enfriado tanto, que pesa más que el aire de debajo, y se hunde a través de él. Lo hace en forma de protuberancias redondeadas que descienden: las bolsas. Al tratarse de aire frío, al bajar enfría al aire de alrededor, hace que su agua gaseosa condense en gotitas, y eso “hace nube” y vuelve visibles a las protuberancias. Pero, ¿qué podemos decir de la nube de la que