Columnas de lavas y otros rasgos en el río... (I)

Con “columnas de lava” me refiero a esa división en columnas alargadas, prismáticas, de las coladas de lava que han fluido de un volcán. Es famoso el caso de la “Calzada de los Gigantes” en Irlanda, aunque los hay mejores. En la Península Ibérica son notables las de Cabo de Gata. Pero mucha gente desconoce que hay casos análogos, menos espectaculares, pero más antiguos, en la mitad occidental de Andalucía. Este es uno de ellos, a la orilla de un río:



¿En qué río, o, al menos, en qué zona de Andalucía nos movemos? El color del agua y las manchas amarillentas son buenas pistas. También la ausencia de vegetación en las riberas:


¿No se os ocurre? Añadiré una foto en la que aparecen sales blanquecinas en las orillas, depositadas en el estío, cuando mengua el caudal del río y la humedad de la orilla se evapora:


Se trata de sales compuestas por el sulfato y los metales (incluidos metales pesados) que el agua del río lleva en disolución. Sí: las aguas del río son tóxicas, con ácido sulfúrico y metales pesados. 

¿Todavía no? Bien, otra pista. La toxicidad del río no la da directamente la roca por la que pasa, sino que procede de determinados focos concretos de contaminación en el entorno del río. Si la toxicidad la produjera la roca, no se entendería que algunos pequeños arroyitos que afluyen al río tengan una vegetación normal...


... hasta el mismo cauce del río principal, a pesar de que la roca sobre la que corre sea la misma:


Recapitulemos. Hemos visto que es un río con orillas amarillentas y aguas rojizas, contaminadas por ácido sulfúrico y metales procedentes de focos de contaminación concretos... Si el lector aún no cae (me estará tomando el pelo, supongo) ahora viene la pista definitiva. Ya dijimos que junto al río no crece ninguna planta. ¿Ninguna? ¡No! Unos irreductibles arbustitos aguantan y crecen y florecen, incluso sobre las propias sales y con las raíces prácticamente en el agua contaminada...


... y esta es la pista: ese arbustito tiene el nombre científico de “Erica andevalensis”... 


... es decir, el brezo del Andévalo. Ahí estamos: en el Andévalo onubense, y el río podría ser uno de los múltiples cursos de la zona contaminados por las aguas procedentes de las minas de sulfuros metálicos y sus escombreras, aguas que llevan ácido sulfúrico y metales. En nuestro caso, se trata del río Odiel.