Las medusas de Constantina

Publicación inicial: 28.7.15

13 de junio de 2015. Algún lugar del término municipal de Constantina. Un grupo de treinta senderistas, reunidos por María Jesús Jurado, atraviesa varios kilómetros de agreste monte, solo para ser testigo de una excepcional catástrofe: noventa cadáveres yacen sobre la roca. El investigador Eduardo Mayoral, experto en la materia, aplicará su ciencia al esclarecimiento del caso.

Y esto, que parece la sinopsis de un capítulo de CSI, es en realidad un resumen peliculero de la placenterísima visita que hicimos ese día a un importante yacimiento fosilífero de Constantina. María Jesús es quien se ocupó de implicar a todo el mundo, incluido el club senderista Elbruz; Eduardo, es el excelente paleontólogo que estudió el yacimiento y que nos hizo de guía de excepción; y los noventa cadáveres no son de hombres y mujeres, sino de medusas y medusos (fosilizados). La visita se incluyó en el programa de la Semana de los Geoparques en el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, con el apoyo del director conservador Antonino Sanz y del geólogo del Geoparque Alberto Gil. El propietario de la finca, persona activamente interesada en la puesta en valor del yacimiento, puso todas las facilidades.

Pero vamos a ver ya el yacimiento, que para eso estamos. Pido disculpas de antemano por la mala calidad de las fotos, debida a los líquenes, a las nubes y a mi torpeza como fotógrafo (en los artículos que enlazo al final pueden verse mejores fotografías).


LAS MARCAS Y SU ORIGEN

El yacimiento en sí es la superficie de una capa de roca inclinada. Sobre la capa hay unas marcas redondas grabadas. Son de dos tipos. Las del primer tipo constan de dos redondeles concéntricos, separados por líneas radiales:

 
 
 
 
Las del segundo tipo son un simple redondel:

 
 
Hace unos años, alguien propuso que estas marcas fueron grabadas por el hombre. De hecho, es lo primero que se le pasa uno a por la cabeza cuando ve el yacimiento. Quizá por eso el lugar se conoce como “la piedra escrita”. Pero el asunto acabó en manos de Eduardo Mayoral y Eladio Liñán, que determinaron que ambos tipos de marcas fueron dejadas por cuerpos de medusas. Lo cual, de entrada, parece un disparate, porque ¿cómo van a subir tantas medusas a Constantina, y cómo van grabar sus blandengues cuerpos en la roca? La respuesta es que todo ocurrió cuando esa capa inclinada de roca en mitad de la sierra no estaba inclinada, ni era de roca, ni estaba en la sierra, sino que era una capa horizontal de arena suelta en una playa. Lo cual parece un disparate todavía mayor... Bien, expliquémoslo paso a paso, razón a razón.

Primero. No hay que extrañarse de encontrar en la Sierra Norte capas de roca de origen marino antiguo con fósiles. Es común. Recuérdese por ejemplo lo que hemos dicho en otras entradas sobre el Cerro del Hierro: sus capas de pizarra fueron fondos marinos arcillosos, con restos de artrópodos; las capas calizas de debajo, fueron arrecifes con esponjas y algas; más abajo, hay capas con marcas de olas o corrientes. Pues bien, si siguiéramos hacia abajo en aquel mismo apilamiento original de capas, llegaríamos a esta capa con medusas, de hace casi 540 millones de años. Todo el apilamiento está ahora deformado, desorganizado y erosionado, y eso despista; pero lo que no puede extrañar, con semejantes evidencias tan cerca, es encontrar en Constantina una capa de arenas marinas petrificada y con fósiles.

Segundo. Por si alguien sigue dudando del origen marino de nuestra capa de roca, en su superficie abundan unos pequeños salientes ondulados, algo sinuosos, más o menos paralelos entre sí:


Son como los que crean las olas y corrientes sobre los fondos arenosos. Ya vimos otro ejemplo en San Nicolás del Puerto. Cada ondulación, en este caso, tiene un lado más suave (hacia arriba en la foto), y otro algo más empinado (hacia abajo en la foto). Esto quiere decir que la corriente que creó las ondulaciones circulaba hacia abajo, visto sobre la foto.

Tercero. Las marcas no son perfectamente redondas, sino que tienden a alargarse un poco. Unas veces se alargan en paralelo a las ondulaciones... 


... y otras en perpendicular a ellas:


Pero las propias ondulaciones se formaron en perpendicular a la corriente. Por tanto, hay que concluir que las marcas redondas se alargan, bien en perpendicular a la corriente (cuando el agua empujaba contra el cuerpo de la medusa), o bien en paralelo a la corriente (cuando era capaz de estirarlo). Estas orientaciones de las marcas en relación con las ondulaciones y la corriente, no sería comprensible si se tratara de grabados humanos.

Cuarto. La capa de roca está atravesada por dos juegos de grietas rectas:


Estas grietas cortan y desplazan ligeramente algunas de las marcas circulares. Eso implica que las marcas son anteriores a las grietas. Y resulta que las grietas se formaron mucho antes de la aparición del hombre, en el Carbonífero, cuando se deformó toda esta zona. Por tanto, no pudo ser el hombre el autor de las marcas. Incluso si las grietas fueran más tardías, seguirían siendo anteriores al desenterramiento por erosión, lo que impide que sean grabados humanos.

Quinto. Justo bajo los surcos de las marcas redondas, las finas láminas de arena que componen la roca están un poco hundidas. Se ha comprobado sacando una muestra. Y eso tuvo que ocurrir cuando la arena estaba aún suelta, blanda y expuesta, y un objeto redondo se le apoyó encima. Pero la arena solo estuvo así hace casi 540 millones de años, mucho antes de la aparición del hombre. Luego, quedó enterrada por capas de los siguientes tiempos, como se comprueba si uno se dedica a seguir las capas en el campo por la Sierra Norte.  

Sexto. Pero ¿por qué se atribuyen las marcas a medusas, y no a otro animal? Porque no se conocen muchos más animales que puedan dejar esas marcas. Y porque, entre las medusas, las hay que pueden dejar perfectamente ambos tipos de marca, como esta medusa actual que nos enseñó Eduardo en fotos:


En efecto, esta medusa podría dejar los dos tipos de marcas: la de dos redondeles con radios por la cara inferior, y la de un redondel por la cara superior. Así que es muy verosímil que una medusa similar hiciera las marcas del yacimiento.

En fin, estos son seis de los argumentos que indican que: (1) la capa es de origen marino, (2) las marcas no las pudieron hacer los hombres, y (3) las hicieron los cuerpos de unas medusas. Eso sí, aún se podría defender que algunas de las marcas fueran petroglifos, realizados por el hombre en imitación de las marcas de medusas de alrededor.


ALGUNAS CURIOSIDADES

Aparte de los dos tipos de marcas redondas que hemos visto, se observan en el yacimiento algunas curiosidades. Por ejemplo, parece que un determinado cuerpo de medusa quedó parcialmente encima de otro, y entonces se grabó en la arena la marca completa del de debajo (marca grande a la izquierda), y una parte del de encima (marca pequeña sobresaliendo de la grande a la derecha):


En otro caso, un cuerpo grande (más de medio metro de diámetro) se sobrepuso a otro pequeño, y quedó la marca del pequeño completa, dentro de la marca del grande:


Y hay algunos detalles de esos que solo distinguen los ojos de los expertos. Entre cuatro y cinco centímetros por encima del dedo del medio en la siguiente foto, sobre dos de los radios de una marca de medusa (que no se ven bien porque la foto está hecha muy de cerca), hay tres surquitos de un centímetro o dos de largo, supuestamente sinuosos, que dice Eduardo que son de unos determinados gusanos que por allí pululaban:


Y luego está el punteado que se advierte dentro de las marcas, concentrado en los redondeles, pero no solo en ellos, y que se supone que tiene que ver con ornamentación en el cuerpo de las medusas:




RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS

Y ahora, vamos a reconstruir los hechos: el escenario del crimen, la muerte de las medusas, su enterramiento, y su exhumación.

1. Escenario. La capita de roca arenosa donde están las medusas es delgada, de pocos centímetros. Por encima y por debajo tiene otras capas de roca, con arenas gruesas de minerales variados y, sobre todo, cantos rodados:


Pensemos en qué medio podrían acumularse capas así. La capita de arena es marina, como indica la propia presencia de las medusas. Los cantos rodados son típicos de ríos, ya sea en los tramos superiores de ríos largos o en las desembocaduras de ríos cortos; también hay “playas” de cantos rodados en costas rocosas. Las arenas gruesas de minerales diversos son propias de depósitos cercanos al lugar donde se erosionaron. En resumidas cuentas, una zona en la que se pudo depositar esta serie de capas sería una costa con desembocaduras de ríos cortos cerca, que bajaban de montes próximos.

2. Muerte. En un momento dado, en esa costa murió de golpe un montón de medusas. ¿Por qué? Cualquiera sabe. El suicidio colectivo es poco probable entre medusas. El caso es que sus cuerpos fueron acumulados cerca de la orilla, sobre un retazo de arena blanda y ondulada. Y allí dejaron sus marcas. No hizo falta que el policía de turno pintara a tiza el contorno de los cadáveres: ya se marcaron ellos solos.

3. Enterramiento. Justo después, una tempestad o algo similar, produjo el depósito repentino de una nueva capa de material. Las medusas o la arena marcada quedaron enterradas, sin tiempo de que el vaivén del agua borrara las marcas. Los cuerpos de las medusas en sí mismos no se conservaron, porque son blandos y acuosos y se pudrieron y desaparecieron.

Pero el enterramiento no se quedó ahí. El fondo marino siguió hundiéndose lentamente, y siguieron acumulándose encima capas de material, durante el resto de los periodos Cámbrico, Ordovíco, Silúrico... Vamos, que las marcas de medusas quedaron sepultadísimas. Cada capa se compactaba y cementaba bajo el peso de las posteriores, y se convertía en roca.

4. Exhumación. Si el enterramiento, como hemos dicho, fue enorme, el desenterramiento ha sido tremendamente largo y complejo. Lo contamos a continuación.

En el Carbonífero colisionaron lentamente los continentes que estaban a uno y otro lado de aquel mar, en cuyo fondo se habían acumulado aquellas capas. La colisión formó una cordillera, que contenía los bordes de ambos continentes, más todo el apilamiento de capas marinas que había entremedias, estrujado, doblado, roto en bloques deslizados entre sí, etc. Así es como la capa con medusas dejó de estar horizontal, y pasó a estar en un costado de un pliegue, en las tripas de una cordillera montañosa.

La cordillera fue erosionada y allanada durante el Carbonífero y el Pérmico. Pero la erosión no bastó para sacar a la luz la capa con medusas, que seguía bajo suelo.
Desde el Triásico, el conjunto empieza a romperse. Uno de los trozos queda a modo de gran isla, que llamaremos Iberia. Se corresponde con un pedazo de la antigua cordillera, y contiene la capa con medusas, aún oculta bajo la superficie del terreno.

Alrededor de Iberia siguen pasando cosas durante el Jurásico, el Cretácico, el Paleógeno, aunque no nos importan demasiado. La capa con marcas de medusas seguía ahí, en la mitad sur de la gran isla, bajo suelo.

En el Neógeno, una masa continental pequeña se mete entre Iberia y África y colisiona con ambas, para formar la actual cordillera de las Béticas-Rif (lado ibérico y lado africano, respectivamente). En relación con esas compresiones, la franja más al sur de la isla Iberia se hunde (depresión del Guadalquivir) y la siguiente franja más al sur se levanta (Sierra Morena).

Al levantarse Sierra Morena, la erosión vuelve a actuar allí, y acaba sacando a la luz la capa con marcas de medusas. En concreto, en el término municipal de Constantina. Y esa es la situación actual.

Así que todo eso, la colisión entre continentes, la cordillera dentro de Pangea, su arrasamiento, la fragmentación de Pangea, la isla Iberia, la colisión con África que afecta a Iberia, el levantamiento de Sierra Morena, y la erosión actual, ha hecho falta para exhumar los restos mortales de nuestras medusas y que podamos estudiarlos. Me río yo de las exhumaciones de la policía científica.


IMPORTANCIA DEL YACIMIENTO

En último lugar -aunque quizá sea lo más necesario- dejemos claro que este yacimiento de improntas de medusas de Constantina no es cualquier cosa. Es importante a escala mundial. Por dos razones:

(1) Es dificilísimo que se conserve una marca de medusa, y aquí hay noventa. Para que eso ocurra, tienen que concurrir varias circunstancias improbables: que haya una mortandad masiva de medusas, que el material del fondo sea apropiado para que se graben sus cuerpos, y que el fondo marcado quede enterrado rápidamente a consecuencia de algún evento particular, aparte de todas las demás condiciones que han de cumplirse en cualquier yacimiento fosilífero. Así que los yacimientos como este son muy, muy raros.

(2) Es de una antigüedad enorme, cerca de 540 millones de años. Eso es el principio del periodo Cámbrico, y antes de ese periodo hay muy pocos fósiles de animales. Es durante el Cámbrico cuando aparece la mayoría de las ramas evolutivas de los animales. De modo que el yacimiento es verdaderamente antiguo, y también significativo en el contexto de la historia de la vida animal.

Para hacerse una idea de su importancia, conviene saber que solo hay tres yacimientos comparables en el mundo, que están en China, Australia y Estados Unidos. Y el de Constantina puede competir con ellos en antigüedad, número de marcas y tamaño de las mismas, en pie de igualdad o con ventaja, según los casos.

A pesar de la importancia del yacimiento, la tardanza en su declaración como Monumento Natural y en su protección, está permitiendo que se degrade. Los líquenes progresan sobre la roca, el agua de lluvia corre sobre la superficie, y todo ello tiende a volver poco visibles las marcas de medusas. Precisamente por eso, y por lo nuboso del día, en las fotografías que hice no se ven bien las marcas, como habréis comprobado. Eduardo nos enseñó alguna fotografía antigua, y no hay ni punto de comparación. Así que urge limpiar la roca, cubrir el yacimiento, desviar el agua procedente de la ladera, etc.

Por otro lado, al no contar con una figura de protección específica y su correspondiente régimen de prevención, disciplina y demás, tampoco se ha realizado la instalación adecuada para que se pueda visitar el yacimiento sin afectarlo. Por eso, no es conveniente aún organizar visitas sistemáticas con grupos. Lo cual es una lástima, porque ese tipo de turismo está en la misma esencia del Parque Natural y del Geoparque Sierra Norte, y porque este yacimiento es uno de los principales hitos geológicos del Geoparque.

En breve: que corre prisa proteger el yacimiento y habilitarlo para la visita, asuntos ambos que ya llevan demasiados años dando vueltas y no acaban de consumarse. Y ello, a pesar de que está todo el mundo a favor, incluido el propietario, cosa que no siempre ocurre.

Esperemos que la situación cambie pronto. Las medusas no han estado ahí esperando más de medio gigaaño (1 gigaaño = 1000000000 años) para que ahora nosotros las ignoremos. 

(¡ACTUALIZACION IMPORTANTE!: el yacimiento ha sido declarado Monumento Natural en abril de 2019, cuatro años después de publicar esta entrada del blog.)


MÁS INFORMACIÓN 

Puede encontrarse más información (más completa, pero más técnica) acerca de este yacimiento en dos trabajos de Eduardo y sus colegas: el artículo original en la revista de la Sociedad Española de Paleontología, y otro artículo más divulgativo en una publicación de la Consejería de Medio Ambiente. También se encuentran en estos artículos fotos mejores que las que yo hice, desde luego. (Actualización de marzo de 2021: ved además el siguiente vídeo: https://youtu.be/GMGDI93IzfA)


AGRADECIMIENTO

En lo personal, agradezco mucho a María Jesús las largas gestiones que hizo, incluso a pesar de algún momento de desánimo, para que la visita tuviera lugar y la disfrutáramos todos. La colaboración y las indicaciones de Alberto y Antonino por parte del Parque Natural y el Geoparque, resultaron imprescindibles para hacer las cosas como hay que hacerlas. El club Elbruz en calidad de organizador fue una pieza clave, y se ofrecieron con el máximo interés. No tuve ocasión de tratar con la propiedad del terreno, pero hay que reconocerle su colaboración activa y su paciencia. Y, por supuesto, a Eduardo hay que agradecerle (todos se lo agradecemos) que, desde el momento en que se lo comenté, se prestase de manera tan generosa a venir desde Huelva solo para enseñarnos el yacimiento e ilustrarnos con su conocimiento y su talento divulgativo. Yo, desde luego, me lo pasé estupendamente; el resto de los asistentes, me consta que también.