Granitos junto a El Real de la Jara

Este granito aparece cuarteado. Se debe a que la roca presentaba una red de fracturas, apenas perceptibles en principio, pero que están siendo ampliadas por el efecto disgregador de aire y agua. Este efecto disgregador progresa con más intensidad en las fracturas y aristas, y así las amplía.

En la siguiente imagen la división entre bloques es ya muy notable, y algunos empiezan a redondearse, camino de definir los típicos “bolos” de granito:
  La disgregación del granito consiste en que los granos minerales oscuros, y algunos de los claros, se alteran a arcillas con óxidos e hidróxidos, mientras que los granos menos alterables (cuarzo, feldespatos potásicos) persisten y quedan como gruesos granos de arena. Así, la roca en su conjunto acaba siendo una tierra arcillosa teñida de óxido, con los granos más resistentes dispersos en su interior. Estos productos de alteración no se observan en las fotos anteriores, ya que el agua del arroyo los retira en las crecidas. Pero, ¿y si no se retiran?:
  Pues si no se retiran quedan ahí mismo, sobre el granito, como nos muestra la azafata de campo Merche. Por encima de la zona alterada, el material disgregado es colonizado por vegetales y demás organismos, que aportan materia orgánica y lo oscurecen. Por debajo, el granito sigue alterándose y disgregándose gracias al agua infiltrada, y configura bolos, visibles también en la imagen.

En la siguiente foto, Mustafa, campeón de lanzamiento del canto plano en sus dos variantes, aérea y acuática...

... se encuentra sobre un depósito actual de cantos rodados del arroyo. Pero al otro lado del arroyo se aprecia una especie de “terraza” con superficie horizontal, donde se ha levantado una pared de piedra. Esa terraza se compone de un material rojizo y contiene abundantes cantos rodados en su seno. La deducción es: antes el arroyo corría más alto y depositó esos materiales; luego, por motivos en los que no entraremos aquí, se encajó en los materiales previamente depositados, configurando así la terraza, y llegando a encajarse incluso en los granitos de debajo, que quedan asimismo expuestos.