Un magma dentro de otro en Almadén (II)
(Esta entrada es continuación de “Un magma dentro de otro en
Almadén (I)”.)
Volvamos a las “gotas”. Con frecuencia, los cuerpos oscuros
en que se trasformaron al solidificarse, son más oscuros cerca de los bordes
que en el interior...
Por lo que se ve, algunas de las “gotas” más grandes se
dividían, y el magma hospedador se metía entremedias:
A veces, la rotura es sinuosa, y a un lado y otro de ella
los bordes siguen siendo lobulados. Está claro que en esos casos la gota
todavía era líquida cuando se dividió. En otras ocasiones, las roturas son más
rectas, y posiblemente la gota era ya más sólida:
En ciertos casos es indiscutible que era casi totalmente
sólida, porque la fractura recta corta tanto la zona periférica más oscura como
la zona interior más clara:
Esta última foto indica también que el magma de fuera de la
gota se mantenía líquido, cuando ya la gota estaba completamente solidificada.
Si no, no habría podido entrar en la fractura.
Por tanto, ampliamos el relato de la primera entrada. U
magma menos silícico, más fluido, atravesó unas rocas laminadas, e incorporó
algunos trozos; luego llegó hasta una gran bolsa de magma más silícico y más
frío, accedió a ella, y formó grandes “gotas” en su interior. Las gotas se
fueron enfriando desde fuera hacia dentro, y muchas se dividieron en distintas
fases del enfriamiento. El magma de fuera se mantuvo más tiempo líquido, por su
composición más silícica.
(Sigue en “Un magma dentro de otro en Almadén (III)”.)