El arenero de El Cuervo (V): relación con la laguna del Tollón

He aquí otra foto de la serie de capas de caliza, sílex y tierra del vino que se asienta sobre las arenas en el arenero de El Cuervo:


Situémonos en la foto, y espero expresarme con claridad. El obstáculo que avanza de izquierda a derecha en primer plano, es un retazo de la parte más alta de las arenas, una vez retiradas las capas que la recubrían. Las capas en sí se distinguen claramente en el talud de la izquierda, que corre hacia el fondo a la derecha. En ese mismo talud y en ese mismo sentido espacial, se ve que las capas se inclinan suavemente hacia abajo, conforme se avanza en dirección a la laguna del Tollón o Los Tollos, que es la lámina de agua que se vislumbra al fondo a la derecha. La consecuencia de esta inclinación es clara: las arenas cada vez empiezan más abajo; bajo la parte occidental de la laguna, empiezan a cincuenta y cuatro metros de profundidad. En correspondencia, el espesor de la serie de capas asentada sobre las arenas es cada vez mayor: desde unos pocos metros en el arenero, hasta esos cincuenta y cuatro metros en la laguna.

De esos cincuenta y cuatro metros de capas, las inferiores son como las del arenero (ver entradas anteriores), pero las demás varían un poco: escasean las calizas y el sílex, y hay más proporción de capas de margas y arcillas; además, las partículas de arcilla sepiolita se ven reemplazadas por partículas de arcilla attapulgita, que es su prima hermana. En las capas de margas no es raro encontrar unos nodulitos de sílex gris de curiosas formas:


Las grandes cortas mineras (“cambuzones”) que se establecieron ahí en los setenta, y que funcionaron hasta mediados de los noventa, iban buscando, precisamente, los materiales con attapulgita y sepiolita. A propósito: los especialistas de la empresa minera describieron en una revista científica la serie completa de capas por encima de las arenas, y la bautizaron con el nombre de “serie de Los Tollos”.

Al otro lado de la laguna, al nordeste del “camino de Las Monjas” (la carretera que va de la laguna a la N-IV), el espesor de la serie de Los Tollos vuelve a ser otra vez pequeño, hasta que vuelven a verse en superficie las arenas de debajo.

Pero ¿por qué este engrosamiento de la serie de Los Tollos bajo la zona de la actual laguna? Se debió a un progresivo hundimiento del terreno en esa zona, simultáneo al depósito del material en el fondo de los humedales durante el Plioceno Superior. Eso permitió que se fuera acumulando mucho más material en ese sector central. Por otra parte, las zonas más altas, como la del entorno del arenero, está siendo erosionada, lo que contribuye a adelgazar la serie de Los Tollos.

Cambiando de tema, en relación con la foto, quiero aclarar una cosa. En la imagen aparecen dos láminas de agua, una la del propio arenero (en primer plano) y otra la de la laguna del Tollón o Los Tollos (al fondo). Ambas están a una altura parecida sobre el nivel del mar, y eso hace que algunos crean que es la misma agua. Pero no es así. Conforme a lo dicho, el agua del arenero es la que empapa las arenas (que constituyen el “acuífero”), mientras que las de la laguna están en lo alto de la serie de Los Tollos. Entre ambas, por tanto, se encuentran las capas de la serie de Los Tollos, muchas de las cuales contienen bastantes arcillas que dificultan el paso del agua. Así que ambas aguas están relativamente aisladas. Eso se nota por ejemplo en la salinidad: el agua de la laguna tiene muchas sales y la del arenero no. También lo sabe, por ejemplo, José, un hombre que trabajó en la mina, y que me contó que al hacer un sondeo el agua salía bastante salada, hasta que el sondeo llegó a las arenas, momento en el cual pasó a salir notablemente más dulce. En realidad todos los que tienen pozos al norte de la laguna saben que, para llegar al agua abundante y más o menos válida para regar, hay que alcanzar las arenas, atravesando lo de encima, que es la serie de Los Tollos. Y no diré más sobre aguas, porque entraría en el ámbito de mis tareas laborales.