El arenero de El Cuervo (II): "tierra del vino"

Seguimos con los materiales que quedan expuestos en el arenero de El Cuervo, en la sucesión de capas, en general blancuzcas, por encima de las arenas.


En esta foto estoy levantando una piedra con un dedo puesto encima. Es más: estuve agitando el dedo durante un minuto, sin que la piedra se desprendiera. El único truco es que, antes de ponerle el dedo encima a la piedra para levantarla, me puse saliva en el dedo. Si uno hace eso, la piedra chupa la saliva y se pega a la piel. Y es que este material, conocido en la zona como “tierra del vino”, contiene abundantes partículas de sepiolita, que es una arcilla muy especial con una gran capacidad de absorción (los libros dicen que la sepiolita se pega a la lengua, pero, visto cómo se pega al dedo ensalivado, yo no me he atrevido a probarlo con la “tierra del vino”).

Otra característica de la “tierra del vino” es que pesa poco. Eso se debe a que la sepiolita es muy ligera, tanto que flota en el agua. La “tierra del vino” no llega a flotar, porque no es sepiolita pura, sino mezclada a partes iguales con carbonato cálcico. Pero, igualmente, la sepiolita es responsable de la ligereza a la tierra del vino.

Precisamente por su capacidad de flotar, la sepiolita (pura) ha recibido el nombre de “espuma de mar”. Como además de flotar absorbe líquidos, ha sido utilizada contra las mareas negras: se esparce sobre la mancha, retiene el hidrocarburo, lo mantiene en flotación, y se facilita así la posterior recogida. También es muy usada para retener la orina de animales domésticos, en las camas de gatos, o para limpiar líquidos de determinadas superficies contaminadas. Asimismo sirve de soporte de pesticidas o herbicidas en aerosoles, y de aditivos nutricionales para el ganado. Y, por último, se emplea en procesos de filtración y clarificación de líquidos, que es lo que más nos interesa aquí; y es que el nombre de “tierra del vino” se debe a su uso en la clarificación de vinos, aplicación que, por supuesto, tiene que ver con la sepiolita que contiene.

Los colores de la “tierra del vino” que aparece en el arenero son un tanto variables, pero en general entre marrones y rosados, a veces blanquecinos:

  
A juzgar por lo que me dijo un hombre de la zona, llamado José, que trabajó en la mina cercana, allí se llama “tierra del vino” más bien al material rosado. Al parecer, antiguamente se realizaron pequeñas labores mineras de interior para su extracción manual, en diversos puntos del entorno. Otro cuerveño, José Miguel, me explicó que, cuando él era niño, las capitas de “tierra del vino” que aparecían entre las capas de calizas, en las caleras próximas, eran extraídas y trasportadas en carros especiales hacia Lebrija. De las calizas hablaremos más adelante. En la siguiente entrada, nos centraremos en el sílex. Recordemos que los tres, tierra del vino, sílex y calizas, alternaban en las capas presentes por encima de las arenas, en el arenero.

(Nota final: he estado todo el rato hablando de absorción, para no liar la madeja, pero la palabra correcta, en rigor, sería adsorción, con d, dado lo íntimo de la relación de las partículas del agua con las partículas de arcilla.)