Cerros de jaspe en el Andévalo onubense

Vamos a echar un vistazo a unos cerros, de marcada personalidad, dispersos en el Andévalo y en el resto de la Faja Pirítica:

Son, como se ve, cerros relativamente pequeños, con un crestón rojizo de roca pelada en lo alto, y laderas en pendiente que bajan desde el crestón. ¿Y qué tiene el crestón? Casi todo él es jaspe:

El jaspe es una roca hecha de sílice sobre todo, pero fuertemente teñida de rojo por la presencia de un óxido de hierro. Si esa especie de tinte natural no está presente, la roca puede ser más bien blanca:

Además pueden participar de la composición de estas peñas algunos minerales rosados de manganeso (rodocrosita, rodonita). Así que tendríamos, originalmente, sílice, minerales de manganeso rosados, y minerales de hierro rojizos. 

Al quedar el jaspe expuesto a la intemperie, el agua de lluvia se mete en él por fisuras y demás. El agua, con el oxígeno que disolvió del aire, altera los minerales de hierro y manganeso. Así pueden aparecer por ejemplo manchas amarillentas de hidróxido de hierro (limonita), o concentraciones negras de óxidos de manganeso (como la pirolusita):

Los diversos minerales de manganeso de estos jaspes han sido motivo de explotación minera. Hubo incluso algún año en que lideraron la producción mundial, con las minas de Soloviejo a la cabeza. También han sido explotados para extraer la roca en sí, porque por su composición de sílice servía en el procesamiento industrial de minerales en Riotinto. 

No sé si alguna vez se habrán explotado como piedra ornamental, pero a veces bien que lo merecerían:

¿Cómo se formaron estos cerros? Al principio eran acumulaciones de sílice (con hematites, rodocrosita y rodonita) sobre un fondo marino no muy profundo y oxigenado. Se acumularon ahí tras la expulsión de sus componentes por fumarolas hidrotermales. Una vez formada la acumulación, quedó enterrada por posteriores capas de material. Todas las capas fueron comprimidas y deformadas a raíz de la colisión de las dos masas continentales a ambos lados de aquel mar. La deformación explica que las capas, que originalmente estaban horizontales, ahora aparezcan incluso verticales (a la derecha en la foto; el jaspe a la izquierda):

La forma de estos cerros se debe a la erosión "diferencial". El jaspe es especialmente duro, de modo que al llegar la erosión a él, progresa menos sobre él que sobre su entorno inmediato. Así, al final, en el relieve queda resaltado el jaspe sobre lo que tiene alrededor, lo que da la razón de la forma de estos cerros.

La fotografía primera de esta entrada es de un cerro que hay dentro de Calañas, y está hecha desde otro “cerro de jaspe” mucho más largo y bonito, claramente visible desde bastante lejos, que es el cabezo de El Morante, adaptado parcialmente a la visita. También en la parte de la Faja Pirítica que cae dentro de la provincia de Sevilla, existen estos cerros.